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Artículos escritos por nuestros psicólogos

Nuestra relación de pareja tras las vacaciones

LA PAREJA: DESDE EL SUFRIMIENTO AL BIENESTAR MUTUO

VeranoEL MOMENTO DE LA REFLEXIÓN: Y DESPUES DE LAS VACACIONES QUÉ NOS ESPERA

 

Las dificultades de pareja, la sensación de vacío y la frustración de los proyectos comunes son aspectos que abordamos con frecuencia en Ceinter Psicólogos. Este artículo ofrece algunos datos sobre las parejas en España y algunos mitos y creencias erróneas  que pueden empujar a las parejas a la frustración. Ofrecemos después lo que nos parece ingredientes esenciales para una vida en pareja saludable, honrar y respetar al otro/a, y nos apoyamos en estrategias de comunicación para facilitar la cercanía, la intimidad y la solución de conflictos en este ámbito.

INTRODUCCIÓN

Año tras año, tras el periodo estival recibimos nuevas parejas que requieren nuestros servicios en CEINTER Psicólogos. El verano, al que atribuimos míticamente el edén del descanso y el relax, puede ser también una fuente de conflictos inesperada para las parejas. Disponemos de más tiempo libre, la pareja convive más y, si no está bien avenida, descubre diferencias que antes no se habían puesto de manifiesto. Cuando compartimos más tiempo en pareja nos podemos dar cuenta de que las afinidades con la otra persona son pocas, que nos irritan cosas de las que no nos habíamos dado cuenta o que discutimos por nimiedades. Es posible que este darse cuenta sea un primer paso para la solución. Quizá el resto del año, inmersos en la rutina de cada día, en las pequeñas batallas cotidianas, en el trabajo, los hijos,… no nos hayamos parado a pensar en nada de esto, quizá no sentimos la creciente insatisfacción y el vacío que se va a apoderando de nuestra vida. La mayoría de las veces cuando las parejas acuden a nosotros es porque dejaron de “regar” la relación, de ocuparse de ella. Y no por mala fe, sino porque creían o pensaban que no hacía falta, que todo iba bien, o que tras la unión, era todo “ser felices y comer perdices”.

 

 

ALGUNOS DATOS

Pero lo que nos cuentan los cuentos de hadas sobre princesas y el deseado príncipe azul está lejos de lo que la realidad se empeña en mostrarnos. Como podemos ver en el cuadro y en el gráfico de abajo, ambos sacados de las estadísticas del Instituto Nacional de Estadística (INE), la historia es otra.


Cuadro 1: Matrimonios y rupturas de pareja en los últimos años

             2011              2012              2013              2014
Matrimonios año 163338 168556 156446 162554
Rupturas 110651 110764 100437 100746

Utilizando las fuentes del INE. Matrimonios y rupturas anuales


Gráfico 1: Matrimonios y rupturas de pareja en los últimos años

Utilizando las fuentes del INE. Matrimonios y rupturas anuales
Utilizando las fuentes del INE. Matrimonios y rupturas anuales

Esto supone un volumen de separaciones y rupturas de alrededor del  62 % respecto a los matrimonios anuales. Si atendemos a los datos del INE sobre matrimonios y parejas de hecho existentes en España en 2014, las rupturas de pareja- divorcios, separaciones de hecho y nulidades matrimoniales- suponen algo más del 1 % de las parejas existente en el mismo  periodo (último de estadísticas publicadas por el INE). Las parejas que se rompen han pasado un promedio de 15 años y medio juntas antes de la separación.

Couple

MITOS Y CREENCIAS ERRÓNEAS SOBRE HOMBRES Y MUJERES.

QUÉ NOS CONTARON . QUÉ NOS CREIMOS

Los modelos de sociedad y los repartos de los roles entre hombres y mujeres han cambiado en España, pero a veces los modelos mentales y la transformación de nuestras representaciones no acompañan sin más al cambio. Desde una perspectiva de género, parece claro que la mujer está ya ocupando una posición más igualitaria y más equitativa respecto al hombre, y esto lo está consiguiendo no sin sacrificio y sufrimiento, y posiblemente quede mucho camino por recorrer. Muchos hombres se pueden sentir desplazados o puede que no estén preparados para las exigencias que les plantea la vida en común en la actualidad. Hay un tira y afloja entre los diferentes modelos, y además en una sociedad abierta la coexistencia de modelos emergentes y/ o tradicionales diferentes es cada vez más norma que excepción. Los estereotipos como el príncipe azul salvador de princesas, o la media naranja, no dejan de estar anclados en modelos patriarcales tradicionales de relación, donde se otorga un rol pasivo a la mujer y un rol activo al hombre. Hace ya tiempo que la mujer dejó de ser considerada frágil- serlo no lo fue nunca- y que el modelo de hombre dejó de ser el  tipo duro “Humbrey Bogart”, con un pasado oscuro, traumas aparentemente superados, un poco cínico y con cigarrillo en la boca. Nos gustaría detenernos en algunos mitos de la felicidad en pareja.

  1. De príncipes y princesas. Cuentan que, tras enfrentar desgracias injustas, peligros sin sentido y humillaciones, Cenicienta o Blanca nieves salieron adelante gracias a la fuerza y la pureza del amor de un príncipe, azul para más señas. No sabemos de dónde venía el príncipe ni qué hacía antes de tener como misión en la vida salvar a su princesa. Suponemos eso sí, que era de posibles y de buena familia. No atribuimos a las cenicientas y blanca nieves la fragilidad ni la bondad rayana en la estupidez con la que nos las quieren vender en los cuentos. No en vano Cenicienta aprendió a vivir en un entorno hostil, y a manejarse en múltiples tareas, y Blanca Nieves puso firmes en la casa a siete hombrecillos, trabajadores sí, pero muy descuidados en tareas domésticas.  Igual ahora Cenicienta es una bróker de Wall Street (o de la bolsa de Madrid) que va perdiendo zapatos por su interminable afán de cambiar estos por las deportivas con las que anda por la calle, o Blanca Nieves regenta un hotel en una gran ciudad, donde organiza el negocio con eficacia orientada a la excelencia del servicio, maneja al personal con mano firme y experta, y tiene muy buena mano para los clientes y las relaciones empresariales. Tenemos una versión similar a la inversa, Peter Pan el hombre niño que no quiso crecer, y Wendy, la muchacha responsable que le quería y que trató, esta vez sin éxito,  Cualquiera de las variantes de este mito es pernicioso porque nos mete de lleno en el juego de la víctima, el perseguidor y el salvador. Este juego relacional descrito por Berne, es un juego de irresponsabilidades entre las diferentes personas que tiene como finalidad reemplazar una relación de intimidad por una pseudo-relación, un remedo de vínculo donde cada uno espera que el otro tome la responsabilidad por los dos. Esto lleva, más tarde que temprano, a los problemas y a la ruptura de la pareja
  1. De la media naranja. Es este el anhelo de encontrar al hombre o la mujer “de mi vida”, esa persona que “está hecha” para otra en particular (y viceversa), aquellas personas que están destinadas a encontrarse y que se complementan como anillo al dedo, o se acoplan como un guante sin esfuerzo. Ya  Adán notó esta falta y le pidió a dios que hiciera algo al respecto. Y este extrajo una costilla de aquél y creó un ser, otro ser humano, complementario, para que le hiciera compañía y se completaran el uno al otro. Cierto que cuando estaban juntos y tenían el edén para disfrutar el uno del otro no fueron felices por los siglos de los siglos, la liaron comiendo del árbol de la ciencia y se complicaron la vida, empezaron a culparse mutuamente e inauguraron los conflictos de pareja. El ser humano es una criatura que se desarrolla en relación, en proceso de ser,  inacabado siempre. Desde antes de nacer está unido a la madre, después al padre, la familia,.. Cuando llega a la edad escolar, a los amigos, a los profesores, … Siempre dependemos en cierta medida de la mirada del otro, y necesitamos a otros para nuestro mutuo desarrollo o para lograr objetivos, tanto personales como comunes. Y la pareja es la persona con la que aspiramos a compartir intimidad, con la que queremos llegar a la comunión de proyectos comunes. De ahí a pensar que somos “la mitad” y que la otra persona es la otra “mitad”. Sin embargo,  somos personas enteras en proceso de vivir que nos relacionamos con otras personas enteras, no existe nuestra media naranja, que por cierto nos despierta connotaciones de “exprimir” para sacar el zumo, ni las parejas están ahí para secarlas y utilizarlas al máximo. En realidad somos personas que buscan intimidad con otras personas, en este caso la pareja, y que se desarrollan juntas al menos una parte de sus vidas. Es más un compartir el camino y, con suerte, construir proyectos de vida juntos, que completar la presunta mitad que nos falta. Y co- construir, implica esfuerzo y dedicación, no es algo que se acabe
  2. De los hombres esparcidores de semilla y las mujeres conservadoras de la pareja. Cuentan que los hombres, cazadores de mamuts, buscan muchas mujeres para dejar su semilla y maximizar su descendencia, mientras que las mujeres, más ligadas al terruño, quieren maximizar la posibilidad de descendencia contando con un hombre que las proteja. Esta historia es más una convención patriarcal que justifica determinadas prácticas y servidumbres que un diseño “biológico” como se nos ha tratado de vender. La estabilidad de la pareja depende de otros factores más que de características constitucionales biológicas. De hecho,  la mayoría de las veces la infidelidad es consecuencia de problemas de pareja, no la causa, es más un síntoma de crisis en la pareja que  la que la provoca. Y una “crisis” es una amenaza y también una oportunidad, para modificar o restaurar la relación, depende de lo que cada miembro de la pareja quiera hacer.
  3. De los “planetas de origen diferentes” de los hombres y las mujeres. Hay libros circulando por ahí que sugieren que los hombres y las mujeres somos extraterrestres los unos para las otras, y que es muy difícil que nos entendamos, como si las expectativas y necesidades de unas y otros fueran opuestas e irreconciliables, como si los idiomas que hablamos fueran ininteligibles para la otra persona. Lo cierto es que, en general, buscamos relaciones afines, y nos vinculamos por aspectos comunes. Según el Dr. Gottman,   el 70% de las mujeres y de los hombres preguntados, valoran la calidad de la amistad como determinante de la satisfacción en su relación de pareja. Es decir, tienen opiniones muy similares acerca de lo que buscan y lo que las y les satisface en una pareja.

ENTONCES, ¿QUÉ ES LO QUE HACE QUE UNA PAREJA FUNCIONE?

La vida es movimiento, es un fluir continuo en circunstancias cambiantes, a veces prometedoras y a veces adversas, a las que nos adaptamos y que en ocasiones, solo en contadas ocasiones, podemos provocar con nuestro comportamiento. Por eso, el amor de un momento se puede convertir en el hastío o en el desagrado de otro. La vida fluye, y nosotros podemos fluir con ella, no estamos acabados mientras vivimos y podemos seguir construyendo. O resistirnos y quedarnos estancados/as. Las parejas están juntas porque de alguna manera encuentran más beneficios que desventajas en continuar así, porque se da una cierta reciprocidad. A nuestro modo de ver, los ingredientes principales para que una pareja funcione son fundamentalmente honrar y respetar a la otra parte (Por supuesto honrarnos y respetarnos a nosotros/as mismos/as). Para esto es preciso conocer a nuestra pareja, cosa que no se acaba de hacer mientras vivimos. Es desde este conocimiento mutuo desde el que podemos compartir proyectos, sueños, vida. Las parejas sólidas:

Comparten buenos momentos, tienen una relación cercana, intercambian gratificaciones y comparten los puntos de vista entre sí, aunque no necesariamente son siempre iguales. Poco a poco van construyendo una historia común en clave positiva, se apoyan en sus respectivas aspiraciones y respetan las necesidades de la otra parte. Muchas veces se ayudan a cubrir esas necesidades y fomentan el desarrollo mutuo, comparten momentos positivos, dificultades, tareas y responsabilidades. Cuentan el uno/ con el/la otro/a para tomar decisiones. Poco a poco, su agradecimiento y satisfacción van creciendo, se van haciendo más profundos y amplios, es decir cada vez su intimidad es mayor

Manejan los conflictos con respeto y tacto, a veces los pueden resolver y a veces es más difícil, pero no dejan que el conflicto se expanda al resto de facetas de la relación, lo tienen localizado y acotado. La clave es que pesa más el bienestar de la pareja y la calidez, que el conflicto. La comunicación de la pareja no traspasa de forma continua los límites del respeto, y si se cruza alguna vez esta  línea, piden y aceptan las disculpas que restauran el respeto amenazado.

Desde Ceinter Psicólogos apostamos por articular procesos de comunicación que maximicen el respeto mutuo de los miembros de la pareja y faciliten la resolución de conflictos. Potenciamos la cercanía de las parejas mediante el desarrollo de alternativas proponiendo ejercicios y tareas que faciliten prestar atención a aspectos gratificantes, de agradecimiento y a lo que funciona bien en la pareja. Desde ahí facilitamos el conocimiento de las aspiraciones y necesidades de cada persona y la construcción de sentidos y proyectos comunes.

El fortalecimiento de la intimidad es el ingrediente que nos permite abordar los conflictos. Tratamos de definirlos, especificarlos, los troceamos para hacerlos manejables. Entrenamos a la pareja en la validación mutua, la escucha atenta y las peticiones claras, aspectos desde los que se pueden generar alternativas creativas para compromisos de solución y/ o convivencia satisfactorios, desde un paradigma colaborativo de “ganar- ganar”.

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