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Depresión o síndrome posvacacional

IMG_3409El ritmo de vida en la sociedad actual y los cambios rápidos y bruscos que la caracterizan, junto a la alta exigencia en muchos empleos, facilitan el desarrollo de la frustración laboral. En las grandes ciudades como Madrid esta velocidad se acusa más si cabe, y puede conllevar el fracaso en la adaptación al trabajo.

En este contexto, el síndrome o depresión pos vacacional se puede definir como un estado que se da en la vuelta al trabajo de una persona tras un periodo variable de descanso, que tiene como consecuencia una merma importante en su rendimiento. Aunque no hay un consenso entre los expertos acerca de que estas dificultades posean una entidad clínica, parece que es un problema que afecta especialmente a trabajadores y trabajadoras jóvenes, y que es más frecuente tras las vacaciones del periodo estival. Algunas fuentes señalan que hasta el 30 % de las personas que se reincorporan al trabajo, pueden sufrir síntomas de depresión posvacacional.

El síndrome se caracteriza por múltiples molestias al volver a la vida activa tras un periodo de vacaciones, y puede comprender cansancio, falta de energía, insomnio, falta de apetito, dificultades de concentración, irritabilidad, apatía, ansiedad, tristeza, conflictos en las relaciones interpersonales, y dificultades para retomar las rutinas y hábitos laborales.

La falta de objetivos, las expectativas frustradas, un alto nivel de exigencia, trabajos rutinarios o poco motivadores, pueden ser factores que abonen estas dificultades. La confusión o el desorden de la jerarquía de los propios valores y el lugar que ocupa la esfera laboral en la vida de cada persona, son también elementos que pueden modular el padecimiento de esta dolencia. La sensación de no ser dueños de nuestro tiempo, el regreso a tareas ineludibles, el corsé de los horarios impuestos, pueden generar estados emocionales dolorosos que dificulten tomar decisiones o pasar a la acción. Las anticipaciones negativas a través de los pensamientos dificultan la adaptación y el paso a la actividad. No debemos olvidar que para muchas personas el trabajo supone en torno a un tercio del horario diario.

Muy bien, pero ¿Se puede hacer algo al respecto? Hay medidas profilácticas que se pueden tomar como incorporarse a las rutinas del año de forma gradual. Por ejemplo, regresar al lugar habitual de residencia días antes de que acaben las vacaciones. Cuidar la organización y planificación para facilitar el regreso es también una estrategia útil.

Desde Ceinter Psicólogos podemos ayudar a equilibrar los periodos de trabajo y descanso diarios y semanales, respetando y ajustando los ritmos personales para facilitar el descanso, la recuperación de la energía, y aumentar la satisfacción en la utilización del tiempo. Ordenar la agenda, escalonar la dificultad de las tareas y labores en el trabajo, dejar momentos del día para hacer actividades de ocio, hacer ejercicio físico moderado, son acciones que facilitan la reincorporación. Es importante tener una sensación de control acerca del tiempo y la ocupación personales, y generar estados positivos a través de pensamientos motivadores.

Desde Ceinter psicólogos nos parece importante estar razonablemente satisfecho con el ámbito laboral, esta es una buena forma de prevenir las dificultades. La intervención centrada en la clarificación de los valores y las creencias personales es clave para lograrlo. Trabajamos con las representaciones mentales de las personas para darse cuenta de los valores que operan detrás de las elecciones y decisiones que estas toman. Desde la conciencia de estos valores y creencias las personas pueden optar por cambiar aquellos elementos que limitan sus comportamientos o sus posibilidades, ampliando las alternativas y facilitando el desarrollo de su bienestar psicológico.

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