Cómo hacer una relación infernal
A pesar de la opinión generalizada, quererse no es suficiente para tener una buena relación de pareja. La rutina cotidiana, los hábitos convertidos en “amos”, los automatismos, pueden hacer que se descuide la relación. Si queremos ocuparnos de la pareja tenemos que cuidar la relación, regarla, al igual que cuidamos todo aquello que nos importa. Es preciso dedicar tiempo para comunicarnos con la pareja, no vale cualquier cosa. Si no invertimos en la pareja esta se puede secar. Y si la regamos en forma de tormentosa la podemos ahogar.
Es posible que con la costumbre perdamos de vista qué es lo realmente importante, o que aquellos aspectos que nos gustaban de la pareja ahora empiecen a sacarnos de quicio. Pueden empezar a pesar más las decepciones y frustraciones que las experiencias positivas. La comunicación se va viciando, ya no tenemos la complicidad del inicio, no hablamos con la otra persona, dejamos de escuchar.
Hoy queremos llamar la atención sobre cuatro causas que pueden matar la relación, las podemos llamar los “cuatro jinetes del apocalipsis de la comunicación”. Son ruidos que distorsionan e impiden escuchar al otro. Nos empujan a enrocarnos en nuestras posiciones y nos dirigen hacia el aislamiento resentido.
- La crítica, la tendencia a juzgar al otro. Es cuando empezamos a reprochar al otro, sacamos nuestro arsenal mutuo de resentimientos y entontamos el tango “yo que siempre, tú que nunca”. Ponemos la responsabilidad fuera, en el otro, y nos quedamos “irresponsables”, esto es, sin capacidad de respuesta para mejorar la situación.
- El menosprecio, la falta de respeto. Cuando ya no nos importa la otra persona, nos molesta, empezamos a “cosificarla”, la deshumanizamos, la invalidamos: “eres un/a inútil”, “no vales para nada”, “ eres tan.. como tu madre/padre”, …. Desde esta posición, dejamos de tener en cuenta lo que la otra persona siente y quiere. Dejamos de escuchar sus necesidades, o estas pasan a ser banales o ilegítimas. De alguna manera, rebajamos el “estatuto de persona” de la pareja.
- El contraataque, una actitud defensiva que se puede manifestar en irritación, enfrentamiento y agresión. Se busca cualquier excusa para discutir, tener razón es lo primordial. Se busca derrotar a la otra persona a cualquier precio, una tiene que salir vencedora y la otra vencida. Ya no importa llegar a un acuerdo o mejorar, sino vencer, incluso humillar al otro/a. Es un lugar común oír que el odio puede unir casi tanto como el amor.
- Una actitud de retirada, de huída, evitando escuchar y hablar con la otra parte, una postura pasiva, de miedo y silencio. Puede ser una actitud complementaria a la anterior, también defensiva. Un sentimiento de derrota, de soledad, de victimismo no exento de resentimiento. Uno se retira para evitar que le hagan daño, y evita cualquier aproximación que pueda suponer intimidad.
Todo esto puede convertir la relación de pareja en una relación infernal. Esa relación que, como en el tango, necesita a dos para danzar. Para construir una buena relación debemos “limpiar” nuestros canales de observación, de escucha. Y esos canales pueden estar distorsionados por nuestra propia historia, por nuestras suposiciones, por nuestras creencias. Todas aquellas experiencias que hemos ido acumulando se convierten en la mochila que llevamos a cuestas y que influyen a la hora de comenzar y mantener relaciones con otras personas.
En próximas entregas iremos desgranando elementos para construir relaciones de pareja enriquecedoras que nutran nuestras vidas. Hasta pronto.
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