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Año nuevo, nuevos propósitos

IMG_3030El principio del año es una época común para hacer nuevos propósitos. Para no frustrarnos, podemos darnos permiso para soñar y pensar que nos meremos los objetivos, y seguir unos pasos para la buena formulación (SMART). Las metas nos mueven a la acción, y ese hacer nos lleva a conseguir lo que deseamos.

Después de las navidades y con los regalos de Reyes nos solemos plantear las metas del año nuevo: cuidarnos más, hacer dieta, ir al gimnasio, dedicar más tiempo a la familia, a los amigos o a nuestras aficiones,… Buenos deseos que no suelen durar mucho. La rutina inexorable suele arrastrarnos y volvemos a hacer las cosas que hacíamos antes, frustrando nuestros deseos y aumentando nuestro malestar.

La falta de cumplimiento de los deseos puede llevar a las personas a creer que los logros no son para ellas, que solo unas pocas personas escogidas pueden conseguir aquello que quieren.  “otra vez lo mismo”, pueden pensar, “el triunfo es para gente famosa” (o inteligente, o con más suerte), no es para mí”. De niños nos atrevimos a soñar, a equivocarnos para conseguir cosas. De pequeños nos caímos muchas veces antes de aprender a andar, balbuceamos antes de aprender a hablar, nos permitimos cometer muchos errores. En algún momento nos dejamos de dar permiso para equivocarnos y para soñar.

¿Y si pudiéramos volver a darnos permiso para equivocarnos? ¿Qué tal volver a creer que cualquier cosa es posible? De hecho, podemos hacerlo. Decía Henri Ford, “tanto si cree que puede como si cree que no, tiene usted razón”. No nos vamos a quitar la razón, y podemos conseguir todo aquello que creemos y que pensamos que nos merecemos. La duda acerca del objetivo es una fuga de energía, una falta de fuerza para emprender la tarea. Podemos quedarnos estancados en “un sí pero no” deshojando la margarita e inmóviles.

Es importante que nos digamos claramente qué queremos para que nuestra cabeza comience a buscar alternativas para lograrlo. Cuidado, a veces es la presión familiar o social la que nos impone los objetivos. Si realmente no nos motiva la meta, nos moveremos poco para conseguirla. Un objetivo nos empuja o tira de nosotros, nos mueve a la acción. Debe formularse de manera positiva, es decir, indicar qué es lo que queremos. Otras condiciones de buena formulación son:

  1. Debe ser específico, algo concreto, definido.
  2. Debe ser medible, debemos saber si nos estamos acercando a él y cuándo le hemos logrado.
  3. Debe ser ambicioso, motivar, ni muy fácil ni muy difícil, suponer un reto para la persona.
  4. Debe ser realista, posible de alcanzar.
  5. Debe ser tangible, es decir, responder a una representación sensorial explicable.

Estas son las llamadas condiciones SMART de buena formulación de objetivos, esto es, la formulación inteligente de objetivos. Es también conveniente que pongamos un plazo para el logro. No importa si después lo tenemos que cambiar, pero nuestra cabeza necesita tener una perspectiva temporal. Por último, chequear qué consecuencias va a traer el resultado a nuestra vida y a nuestro entorno. Es posible que al conseguir la meta se resientan otros ámbitos de nuestra vida de manera que el balance de ganancias y pérdidas quede descompensado hacia estas últimas. Un ejemplo: puede que para ganar más dinero tengamos que trabajar hasta 60 horas semanales, horas de más que quitamos a nuestra familia o dejamos de dedicar a los amigos. ¿Nos merece la pena?  Puede ayudarnos decir a otras personas lo que queremos, esto nos compromete más.

Una vez que el objetivo está claro y es importante para nosotros, es la hora de entrar en acción. Según vamos haciendo, el objetivo se vuelve más próximo y suele enriquecerse en detalles, vamos viendo qué funciona y qué no, y podemos cambiar el rumbo cuando parece que no nos acercamos a la meta. Podemos hacer cosas diferentes para alcanzar el objetivo, y según vamos perfilando mejor el objetivo mediante la acción más ajustaremos nuestro comportamiento y más eficaces nos haremos. Tomar buenas decisiones, dice Anthony Robbins, es el fruto de haber tomado muchas decisiones y de haberse equivocado en muchas ocasiones. Cuanto más practiquemos, mejor seremos a la hora de conseguir nuestros objetivos.

Y no olvidemos disfrutar de los resultados mientras estamos haciendo el camino y cuando hemos llegado a la meta.

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